La hipocresía intrínseca del ser humano

Cuando nuestra opinión sobre un tema, estamos dando a conocer más cosas. Nuestra perspectiva sobre la vida, nuestra ideología, nuestros gustos y, aunque de una manera más indirecta, nuestra personalidad y forma de comportarnos ante el mundo. Con tan solo un argumento dejamos salir a la luz nuestros pensamientos más internos y, de algún modo, dejamos la cara al descubierto frente a la sociedad. Quitándonos de una manera figurada la careta que conformamos para mostrarnos en ella.
Está claro que podemos mentir y afirmar lo más popular o aceptado para encajar aunque esto no sea lo que realmente pensemos. Para esto me gusta usar el sabio refrán que dice "se pilla antes a un mentiroso que a un cojo". Tras una conversación en la que un grupo de personas argumenta sobre algo, siempre se va a desenmascarar las verdaderas ideas de cada uno. Pero sobre esto no va esta entrada.
A lo largo de la literatura se ha jugado mucho con la supuesta maldad intrínseca del ser humano. Solo basta con leer Cuentos macabros de Edgar Allan Poe, y todo lo que inspiró su idea miedo interno basado en el ser humano y su naturaleza vil. Yo misma, fiel defensora de la negación de tal maldad como algo sin razón, llegué a replantearmelo tras leer algunas de sus obras. Después de mucho pensar, y de unas cuentas experiencias personales, he llegado a la conclusión de que si algo hay intrínseco y característico de nuestra raza es la hipocresía.
Los políticos suelen ser los principales receptores de este adjetivo, hipócrita. Denuncian la actitud pasiva de su opositor ante un caso de corrupción en su partido, pero cuando se descubre uno, o varios, en el suyo propio esta intachable moralidad desaparece y se olvidan de esas nobles ideas que sostenían. Tampoco el primeramente juzgado se libra. Cuando le afectaba a él toda medida de cesión propuesta era descabellada y poco procedente. Ahora que la pelota no está en su tejado es, sin duda, la postura a tomar y lo más apropiado y humano que hacer.
Siguiendo la estructura de argumentación analógica el comportamiento en los institutos se explica de igual manera. Vamos a especificar más y centrarnos en un caso concreto, el fechado de exámenes. Cuando personas de distintas clases tienen que ponerse de acuerdo para fijar un día para un prueba
de estas características son habituales las disputas. A veces el examen en cuestión puede coincidir con otro previamente fechado para unos, pero la otra opción puede perjudicar, de igual manera, a los otros. En ese caso ambos merecen una solución justa, aunque sea imposible. En otros casos se da la situación de que una de las fechas favorezca a unos por su lejanía, por tanto más tiempo para estudiar, pero perjudique a los otros por acumulación de exámenes en ese día.
Los que van a salir perjudicados al fecharlo ese día implorarán a los otros a que tengan empatía. Se quejarán y criticarán a sus compañeros que no quieran atender a razones tachándolos de egoístas. ¿Esto quiere decir que en el caso opuesto los llamados egoístas acepten como justa la posición que antes adoptaban? ¿Van a tener esa empatía antes reclamada los otros? La experiencia me dice que no. Cada uno va a hacer lo que más le convenga, aunque eso implique cambiar por completo sus ideas. Cambiarlas de un extremo a otro. Uno a uno van autodefiniéndose sin darse cuenta de ello. Su hipocresía va descubriéndose en cada caso.
Esta situación se lleva dando durante décadas, me atrevería a decir que incluso siglos. No solo en el ámbito escolar o político. Nadie se salva de la hipocresía y nadie está libre de pecado. Podríamos pensar que no es tanto la hipocresía como el sentimiento de venganza. Nemo me impune laccesit en su totalidad y máximo esplendor. De ser así esta hipocresía no existiría. Poniéndonos en el primer ejemplo, el partido que primeramente había acusado al otro de egoísta no cambiaría de parecer al encontrar un corrupto en sus filas. Aún asumiendo que la actitud del otro es pura venganza la hipocresía se vería reflejada en el segundo.
Por tanto, he llegado a la conclusión de que si hay algo intrínseco, que caracterice al ser humano, es la hipocresía. Esto no quiere decir que debamos aceptarlo y justificar nuestros actos hipócritas con ello. Si hemos podido pasar de ser monos a lo que somos ahora, también podemos aprender a empatizar y tener ideas fijas.

Comentarios

  1. Buena entrada Deva, aunque creo te refieres más al "cinismo" que a la hipocresía. "Cinismo" en su acepción moderna, eso sí.
    Saludos

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  2. Fíjate en este titular: http://ctxt.es/es/20180228/Politica/18124/entrevista-paul-preston-corrupcion-censura-Cataluyna.htm

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