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Mostrando entradas de octubre, 2017

La conciencia

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El alma siempre ha sido un tema muy recurrente en la filosofía. Desde Aristóteles a la actualidad pasando por Kant, han sido muchos los filósofos que han intentado definirla y buscarle un lugar donde situarla. De este modo, dando por hecho la existencia del alma, cabría la existencia de la conciencia. Gramaticalmente la palabra viene del latín. Como definición, es el acto psíquico mediante el cual una persona se percibe a sí misma en el mundo. ¿Formaría parte del alma? En mi opinión sí. El alma está compuesta por una especie de espíritu, algo que no posee una forma física. El alma nos guía en la toma de decisiones, bien sea para bien o para mal. Por lo tanto, la conciencia formaría parte de este ente ya que no se puede ver de forma física y tiene relación con los actos de nuestro día a día. Es un conocimiento reflexivo de las cosas. Es unitario, solo el propio individuo puede llegar a saber lo que tiene en su conciencia. Nadie más que él, podría saberlo. En definitiva, es todo

El mito de la caja de Pandora

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En las civilizaciones más primitivas se usaba la acción de los dioses para explicar eventos naturales o como explicación a males. De esta manera se crearon los mitos. Hoy en día conservamos muchos mitos antiguos de diferentes civilizaciones, sobre todo mitos grecolatinos, un buen ejemplo podría ser el de La caja de Pandora, procedente de la mitología griega, que dice así: Un día Prometeo, titán amigo de los mortales, robó el fuego del carro del dios Sol para entregárselo a los mortales. Zeus, padre de los dioses y dios del trueno, al descubrir su robo entró en cólera y le pidió a Hefesto, dios del fuego y la forja, que creara a una mujer irresistible. Éste, con la ayuda de otros dioses, creó a Pandora. Zeus la presentó a Epimeteo, hermano de Prometeo, haciendo que éste se enamorara de ella. Decidieron casarse y como regalo de bodas Pandora recibió una caja la cual no debía abrir. Cuando la crearon le habían otorgado la curiosidad, por lo que no pudo resistir las ganas de