El innatismo y ambientalismo en las teorías evolucionistas
El ser humano tiene un factor biológico y uno cultural. Muchas veces hasta se afirma que la cultura
crea una segunda naturaleza en nosotros. Esto crea un conflicto entre la relación
de estas dos naturalezas.
El innatismo toma una postura que afirma que la conducta
humana viene marcada por nuestra naturaleza biológica, la cual está determinada
por nuestros genes. La misma palabra lo dice: llamamos innato a algo que tenemos
desde el nacimiento, es decir, algo que viene definido desde que nacemos. Un ejemplo
podría ser la capacidad de memorizar, el nivel de timidez, etc.
No obstante, los innatistas no se quedan ahí. Admiten que el
entorno también influye, ya que esta herencia genética solo marca unos límites.
Teniendo como base que nuestro factor biológico nos hace ser de una manera u
otra, el entorno y los hábitos que tenemos pueden variar ligeramente esto. La mejor
manera de verlo es un ejemplo: juntamos a dos personas con el mismo gen que les
predispone a ser altos, si uno se alimenta bien y el otro no, el primer sujeto
acabará siendo más alto, aun teniendo las mismas posibilidades que el otro. Esto
ocurre por la variante externa de la alimentación. Aunque ambos van a ser altos,
el primero va a estar más arriba dentro de los límites biológicos impuestos y
el segundo más abajo.
En contraposición a esta idea están los ambientalistas. Dicen
que nuestra vida esta conducida por el aprendizaje que recibimos de estímulos
externos. Según esta corriente nacemos con muy pocos datos y es nuestro entorno
familiar, la sociedad, la escuela… lo que marca nuestra forma de ser dejando en
un segundo plano la herencia genética. En resumen, una persona no nace extrovertida,
sino que se vuelve extrovertida por sus experiencias.
Las corrientes evolucionistas no están muy lejos de estas formas de pensar. El Lamarckismo dice que los animales se desarrollaban en función del medio, tratando de adaptarse a él. Los nuevos genes eran trasmitidos por herencia a sus descendientes. Se puede ver la importancia que le da a la función del entorno en el desarrollo, dando un valor un tanto secundario aunque también importante a los genes.
Por otra parte, Darwin afirma que con el paso de décadas aparecen individuos con pequeñas diferencias que les hace más proclives a sobrevivir, por lo que esos cambios genéticos prosiguen en la especie hasta que los que nos las poseen se extinguen. Él, en cambio, le da más importancia a la herencia genética ya que marca quien vive y quien no.
En mi opinión, la mejor manera de ver este problema es la
propuesta por Francis Collins: en el
genotipo (conjunto de información recogida en el genoma) se establecen las
propiedades de desarrollo que tiene un individuo. Estas propiedades se cumplirán
dependiendo de factores ambientales. Así las características que se acabarán
mostrando dependen tanto de la naturaleza biológica como de los factores
externos.
Buena entrada, Deva.
ResponderEliminarSaludos